Todos necesitamos un compañero, alguien que nos ayude cuando tenemos problemas, que ría con nosotros en los buenos momentos y que llore con nosotros en el dolor. Por eso, el Señor Jesucristo envió al Espíritu Santo para que fuera nuestro Consolador. En este mensaje, el Dr. Stanley comparte cómo la tercera Persona de la Trinidad trabaja en nosotros.