Descubra las grandes verdades que han guiado la vida del Dr. Stanley durante tantos años.
1. Nuestra intimidad con Dios, que es su prioridad para nosotros, determina el impacto que causen nuestras vidas.
2. Obedezcamos a Dios y dejemos las consecuencias en sus manos.
3. La Palabra de Dios es ancla inconmovible en las tormentas.
4. Estar conscientes de la presencia de Dios nos da energías para desempeñar nuestro trabajo.
5. Dios no nos demanda que entendamos su voluntad, sino que la obedezcamos aunque nos parezca poco razonable.
6. Cosechamos lo que sembramos, más de lo que sembramos, después de sembrarlo.
7. Los momentos sombríos durarán solo el tiempo necesario para que Dios lleve a cabo su propósito en nosotros.
8. Libremos nuestras batallas de rodillas y siempre obtendremos la victoria.
9. Confiar en Dios quiere decir ver más allá de lo que podemos, hacia lo que Dios ve.
10. Si es necesario, Dios moverá cielo y tierra para mostrarnos su voluntad.
11. Dios asume toda la responsabilidad en cuanto a nuestras necesidades, si lo obedecemos.
12. La paz con Dios es fruto de nuestra unidad con Él.
13. Escuchar a Dios es esencial para andar con Él.
14. Dios actúa a favor de quienes esperan en Él.
15. El quebrantamiento es el requisito de Dios para que seamos útiles al máximo.
16. Todo lo que adquirimos fuera de la voluntad de Dios termina convirtiéndose en cenizas.
17. De rodillas somos más altos y más fuertes.
18. Como hijos del Dios soberano, jamás somos víctimas de nuestras circunstancias.
19. Todo aquello a lo que nos aferremos, lo perderemos.
20. Las decepciones son inevitables; el desánimo es por elección nuestra.
21. La obediencia siempre trae bendición consigo.
22. Andar en el Espíritu es obedecer las indicaciones iniciales del Espíritu.
23. Jamás podremos superar a Dios en generosidad.
24. Vivir la vida cristiana es permitir al Señor Jesús vivir su vida en y por medio de nosotros.
25. Dios nos bendice para que nosotros podamos bendecir a otros.
26. La adversidad es un puente que nos conduce a una relación más profunda con Dios.
27. No hay nada como la oración para ahorrar tiempo.
28. Ningún creyente ha sido llamado a transitar solitario en su peregrinaje de fe.
29. Aprendemos más en nuestras experiencias por el valle de lágrimas que en las de la cumbre del éxito.
30. El deseo ferviente por el regreso del Señor nos mantiene viviendo productivamente.
