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Estudio Bíblico: Se los dije

Dios se aseguró de que su Palabra especificara cómo reconocer al Mesías.

Personal de Ministerios En Contacto 1 de diciembre de 2022

Se ha dicho que encontramos lo que buscamos, y buscamos lo que sabemos. Tal vez por eso, Dios nos dio la profecía: para que cuando desplegara su plan de redención, no se nos escapara la presencia del Salvador. (Después de todo, gran parte de la historia mesiánica —el nacimiento virginal, la resurrección, la salvación por fe y no por obras— no es lo que el instinto humano buscaría). Pero esa es solo una de las maneras en que la profecía nos bendice.

Ilustración por Adam Cruft

Contexto 

Los reyes de Israel y Siria querían que Judá se les uniera para poder oponerse a una amenaza de Asiria. Pero el rey de Judá, Acaz, se negó. Enojados, los dos reyes preveían destronarlo y establecer un nuevo gobierno. Cuando el temeroso Acaz consideró aliarse con Asiria (2 R 16.7), Dios envió a Isaías para disuadirlo, con la seguridad de que no serían invadidos (Is 7.1-9).

Lea 

Isaías 7.1-14; Miqueas 5.2

Reflexione 

La profecía nos ayuda a creer (Jn 14.29).

  • Dios quería que Acaz se diera cuenta de que el complot de Israel y Siria para destronarlo nunca tendría éxito. Pues dicho acto suponía un incumplimiento del pacto inquebrantable del Señor con la casa de David. 
  • El desconfiado Acaz todavía necesitaba ser convencido, por lo que Dios envió a Isaías a decirle: “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emmanuel” (Is 7.14), un recordatorio de que nada podría frustrar la línea davídica del nacimiento de un hijo nacido de una virgen, que sería “Dios con nosotros”. 
  • Hoy sabemos que el nacimiento virginal se refiere al Señor Jesús. Sin embargo, en la época de Acaz, la gente aún no sabía su nombre. Pero estaban familiarizados con las Sagradas Escrituras y habrían relacionado la profecía de Isaías con una muy anterior sobre una virgen: Génesis 3.15 habla de la “simiente” de “la mujer”, una frase poco habitual en un libro que suele describir el linaje a través del varón. De hecho, ese indicio alentador sobre el plan de redención de Dios se pronunció tras el pecado de Adán y Eva.

Continúa la historia 

Cientos de años antes del nacimiento de Cristo, Miqueas 5.2 (LBLA) mencionó a Belén como el lugar del cual saldría el que había de ser “gobernante en Israel”, uno cuyos orígenes son “desde tiempos antiguos, desde los días de la eternidad”.

  • Lea Lucas 2.1-7. Considere todo lo que tuvo que ocurrir para que José y María estuvieran en ese pueblo en el momento del nacimiento de Cristo. César Augusto decretó que se hiciera un censo, de suponer relacionado con los impuestos. Esto requería que las familias se registraran en su ciudad de origen, por lo que José, un descendiente del rey David, tuvo que llevar a María, su prometida, a Belén. Una hora precisa de llegada habría sido imposible de calcular, ya que el viaje de 145 km desde Nazaret fue sin duda arduo y lento para una mujer al final del embarazo. ¿Qué indica esto sobre la voluntad de Dios y su Palabra? ¿Cómo puede usted relacionar esas ideas con la manera en que Él trabaja y habla en su vida?
  • ¿Cómo afecta la precisión de Dios en el cumplimiento de las profecías las expectativas que usted tiene acerca de las que todavía no se han cumplido? 

Reflexione 

El Antiguo Testamento fue revelando progresivamente ricos detalles sobre el Mesías venidero.

  • Las profecías de Dios nos advierten y alientan, fortalecen nuestra fe y profundizan nuestra relación con Él.

Profundice

Considere cómo se aplica este estudio a su vida.
Más de 300 profecías del Antiguo Testamento apuntan al Mesías. Así que, en los días de Cristo, la nación judía observaba e investigaba con afán cualquier evidencia del ungido de Dios. Para obligar a los líderes a tomar una decisión sobre Él, el Señor Jesús enseñaba y sanaba, e incluso realizaba ciertos milagros que los rabinos decían que solo el Mesías sería capaz de hacer, tales como sanar a un ciego de nacimiento y expulsar demonios (Jn 9; Mt 12.22). Pero debido a que el Señor no se adhería a sus reglas, los líderes religiosos lo rechazaron (Mt 12.24), fracasaron al no prestar atención a las profecías que ellos afirmaban conocer.

  • El Señor se refería a las profecías con frecuencia. En la sinagoga, leyó Isaías 61.1, y dijo: “Hoy se ha cumplido esta Escritura que habéis oído” (Lc 4.21 LBLA). 
  • En el camino a Emaús, dos de los discípulos del Señor hablaron con el Cristo resucitado sin reconocerlo. Estaban desanimados, ya que la crucifixión había arruinado sus esperanzas en cuanto a la redención de Israel. Al decir: “¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!”, el Señor explicó cómo se habían cumplido los numerosos pasajes de las Sagradas Escrituras que hablaban de Él. 
  • El cumplimiento literal de las profecías bíblicas demuestra la omnisciencia, la soberanía y el amor de Dios. ¿Qué mejor respuesta podríamos ofrecer que una adoración gozosa y sincera?

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