La Biblia es un gran regalo de Dios. Es el registro y la promesa de su amor. Y en la Palabra de Dios, encontramos su corazón y su voluntad para nosotros, en lo que respecta al tipo de vida que estamos hechos para disfrutar. Pero no todos ven la Biblia de esta manera. Muchos reconocen su relevancia histórica o admiran la narrativa poética de sus páginas, incluso si ignoran la verdad eterna e infalible de Dios. En el correo electrónico de hoy se pregunta:
¿Cómo se supone que debemos responder los cristianos en cuanto a lo que enseña la Biblia, cuando la respuesta que recibimos suele ser: “Bueno, eso es solo su interpretación”? Me he encontrado con esta objeción con cristianos y no creyentes por igual.

No reaccione. Escuche en silencio antes de hablar y evite ponerse a la defensiva. Puede ser útil empezar con la pregunta: “¿Cree usted que la Biblia es inspirada por Dios?”. Si están de acuerdo con usted sobre la inspiración de las Sagradas Escrituras, intente seguir con: “¿En qué parte de la Biblia se dice lo que usted cree?”.
Y trate de descubrir su motivación: ¿Intentan evitar algo de lo que Dios convence de pecado? ¿Qué defienden? ¿O en realidad quieren saber la verdad? A menudo la gente trata de defender algún pecado en su vida para eliminar la culpa que sienten. Es probable que su vida piadosa sea un testimonio para ellos, pero también podría estar haciéndoles sentir incómodos. Exprese con cuidado su creencia y tal vez pueda dar un ejemplo personal de su experiencia o de la vida de otra persona.
Está bien que usted solo diga lo que cree, y luego deje el asunto en manos de Dios.
Cuando se trate de una cuestión doctrinal, abra las Sagradas Escrituras y diga: “Esto es lo que dice la Palabra de Dios...” Puede orar en silencio para que sean abiertos los ojos de ellos o, si orar juntos es una opción, hágalo con sensibilidad, pidiendo al Espíritu Santo que ayude a ambos a entender el asunto de la manera en la que Él lo hace. Si usted de verdad no entiende por qué ellos tienen esas creencias, no discuta. Está bien que usted solo diga lo que cree, y luego deje el asunto en manos de Dios.