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Subir la ruta empinada con Dios

Por qué siempre es de provecho elegir el camino del Señor para nuestra vida.

Jamie A. Hughes 18 de julio de 2022

“¿Dónde encaja la voluntad de Dios en su vida? ¿Pide su dirección o simplemente se levanta por la mañana y decide cómo va a vivir el día? Tal vez solo recorre el mismo trayecto todos los días. Mientras tiene lo que cree que necesita, en realidad no le da mucha importancia a Dios. Pero Él desea que vivamos de cierta manera, y su voluntad es nuestra guía”. 

—Charles F. Stanley, “La voluntad de Dios en nuestra vida”

Ilustración por Adam Cruft

Una de las ventajas de vivir en el norte de Georgia es estar a corta distancia, en automóvil, de muchos lugares hermosos para ir a caminar. La montaña de Kennesaw es la más cercana a mi casa, en los suburbios de Atlanta; y en primavera, cuando el clima es templado y todo está floreciendo, es una absoluta delicia visitarla. Lo interesante de esta caminata es que hay dos formas de realizarla. La primera es tomar la carretera pavimentada que se ha creado para que los automóviles y los autobuses lleguen a la cima, que está a 550 metros sobre el nivel del mar. Esta ruta es suave y fácil de recorrer: solo hay que seguir el camino, que se curva alrededor de la montaña como una escalera de caracol. Usted seguro hará ejercicio allá arriba, y las vistas desde la cima son gratificantes. Sin embargo, esta opción tiene un inconveniente: no hay mucho que ver en la subida, y se pasa mucho tiempo esquivando ciclistas y vehículos.

A veces, la vida puede parecerse un poco a escalar una montaña empinada, sobre todo cuando las cosas son desafiantes. No hay manera de evitar los tiempos difíciles, pero por lo general, hay formas diferentes de manejarlos. 

La otra opción es seguir uno de los escarpados senderos a través del bosque, todos los cuales son más exigentes. El terreno no es nada parejo, y a menudo los visitantes deben abrirse camino a través de rocas y zanjas e incluso escalar un poco. Sin embargo, a pesar de la naturaleza desafiante de estos senderos, creo que son, sin duda, una forma mucho más entretenida de llegar a la cima. Como no hay vehículos, es fácil ver ciervos y otros animales silvestres, y siempre nos tomamos el tiempo para buscar un lugar sombreado para reflexionar en silencio o buscar flores y arbustos que no vimos la última vez que hicimos el viaje.

A veces, la vida puede parecerse un poco a escalar una montaña empinada, sobre todo cuando las cosas son desafiantes. No hay manera de evitar los tiempos difíciles, pero, por lo general, hay formas diferentes de manejarlos. Podemos sentirnos tentados a elegir el camino más fácil y trillado que conocemos, el “mismo trayecto” que menciona el Dr. Stanley en su sermón. Pero en lugar de tomar el camino conocido en piloto automático sin pensar en Dios, tal vez Aquél que ordena y dirige nuestros pasos nos esté llamando a algo diferente y mejor. (Véanse Salmo 37.23, 24; Proverbios 16.9; Jeremías 10.23). El camino que Él quiere que recorramos puede ser más pedregoso y desafiante, pero como es el caso de Kennesaw Mountain, el viaje que Él tiene en mente siempre vale la pena y es enriquecedor.

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