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Una segunda vida

Kimmy Foulds llora la separación de sus hijos, pero Dios no tarda en consolarla.

John VandenOever 6 de agosto de 2023

Kimmy Foulds intentó 9 veces dejar a su esposo maltratador, y 9 veces la hizo volver a casa. En cada caso, el maltrato empeoró.

Fotografía por Jordon Van Zante

Cuando sus dos hijos empezaron a imitar el abuso, Foulds supo que solo era cuestión de tiempo antes de que la mataran. Así que, después de 28 años de matrimonio, Foulds se marchó. Voló a Iowa y se refugió en la casa de sus padres ancianos.

Desde aquel primer domingo, Foulds comenzó a ver el programa En Contacto con sus padres. A partir de entonces, su sentimiento de culpa por haberse marchado comenzó a desvanecerse. El Dr. Stanley le enseñó sobre el desapego saludable y se dio cuenta de que no los había abandonado, sino que trató de mejorar la situación. Alejarse de personas dañinas puede ser algo bueno.

Hace 11 años que Foulds no ve a sus hijos. Después de que sus padres murieron, regresó a Florida. El año pasado volvió a sentirse atacada cuando el huracán Ian azotó el área de Tampa. Mientras la arena y el agua golpeaban su puerta, oraba por sus hijos. ¿Y si nunca llegaba a explicarles las cosas? Entonces apareció un mensaje. Uno de sus hijos la encontró en las redes sociales y quería saber si estaba a salvo. Él había sido testigo de los malos tratos, y entendía el porqué de lo que había hecho.

“Estoy sola, pero Dios encuentra una manera de [levantarme]”, dice. “Cuando me aflijo, su Palabra es un camino iluminado para mí”. Foulds anhela reunirse con sus hijos. Pero sabe que el momento está en manos de Dios. “A mucha gente no le interesa la violencia doméstica, hasta que alguien muere. Le doy gracias a Dios que me salvara y me diera gozo. Sé que me salvó por una razón”.

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