Muchos nos esforzamos por demostrar interés por otras personas. Hemos aprendido lo importante que es ser cordiales, entablar conversaciones y expresar preocupación en los momentos adecuados, lo cual es loable. Pero considere de qué manera podría estar Dios llamándole a ir más allá.
Los cumplidos y los comentarios amables son una buena manera de romper el hielo y dar inicio a una amistad. Pero esté atento para cuando Dios le llame a esforzarse por algo más profundo. ¿Está dispuesto a dar el siguiente paso? Amar bien a los demás requiere sacrificio: una inversión de tiempo y energía sincera en esas relaciones. Podría implicar cambiar sus planes para pasar tiempo con un amigo que necesita hablar sobre un problema. O podría significar prescindir de una compra para bendecir a alguien que está teniendo dificultades financieras.
Hay momentos en los que el Señor quiere que nuestras relaciones vayan más allá, incluso cuando hacerlo se vuelva complicado. Después de todo, ¿no es eso lo que el Señor Jesús hizo con nosotros? Nos amó de una manera tan profunda que dio su vida en la cruz (Ro 5.8). Sigamos su ejemplo dando un poco más de nuestra propia vida mientras nos comprometemos a amar de verdad a quienes nos rodean.
Biblia en un año: ESTER 1-5