Tener deseos es bueno; a menudo marcan el rumbo de nuestra vida. Pero, a menos que nuestros objetivos coincidan con los de Dios, es probable que los anhelos que tengamos resulten vacíos y decepcionantes. (Véase Juan 4.7-14). Entonces, ¿cómo podemos estar seguros de que nuestros objetivos se alinean con los del Señor?
Una manera es mediante la lectura de las Sagradas Escrituras que revelan los valores de Dios. Sin embargo, muchas cosas que anhelamos no se tratan de forma específica en la Biblia como “harás” o “no harás”. Felizmente, los creyentes tienen acceso a la sabiduría y al discernimiento de Dios por medio de su Espíritu Santo, quien nos aconseja conforme a la promesa del Señor Jesucristo (Juan 14.26).
Otra manera de evaluar nuestros deseos es mediante la oración sincera. En el salmo de hoy, David dice: “Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras. Cumplirá el deseo de los que le temen” (Salmo 145.18, 19). Cuando compartimos genuinamente nuestro corazón con Dios, Él responderá lo que necesitamos.
En última instancia, el amor y el respeto genuinos a Dios garantizan que estamos siguiendo su dirección. Si usted no tiene esta clase de conexión con Él, tome un momento para pedirle ayuda.
Biblia en un año: Proverbios 19-21