Un silbato llama nuestra atención, ¿no es así? Se usa para controlar el comportamiento rebelde, señalar el comienzo o el final de un evento o interrumpir una acción. ¿Ha pensado usted alguna vez que Dios tiene un “silbato”? No es uno que escuchamos, pero que es efectivo para llamar nuestra atención y redirigir nuestra vida.
En el pasaje de hoy, el Señor usó un asno como su “silbato” para redirigir a Balaam, pero el hombre no se dio cuenta de ello hasta que su animal habló. Aunque usted no escuchará a un burro que hable, Dios todavía tiene sus maneras de llamar su atención.
A veces usa un espíritu intranquilo o una vaga insatisfacción. Otras veces, puede ser un pasaje de la Biblia o el comentario de alguna persona. Los “silbatos” de Dios vienen en muchas maneras: enfermedades, reveses económicos, tragedias, desilusiones, pérdidas, dificultades o fracasos.
Cualquiera que sea la situación que el Señor utilice, debemos buscarlo con prontitud en oración. Él merece toda nuestra atención, pero muy a menudo nos preocupamos por nuestras circunstancias y no las reconocemos por lo que son. La próxima vez que el Señor frene su vida de alguna manera, deje que la situación le impulse a acudir a Él y a buscar su dirección.
Biblia en un año: Jueces 7-9