Para los niños, su mamá y su papá lo saben todo y pueden hacer cualquier cosa. Y, por lo general, los niños no cuestionan esa suposición irreal (por ejemplo, si ven que uno de sus padres maneja mal una situación o si alguien más influye en su nivel de confianza). Los padres demuestran su fiabilidad proporcionando constantemente protección, comida y seguridad, y también enseñando, confortando y guiando con amor a sus hijos. Entonces los niños pueden dormir en paz, sabiendo que sus necesidades serán satisfechas.
Del mismo modo, sabemos que podemos confiar en nuestro Padre celestial porque Él se ha mostrado digno de confianza desde el principio de los tiempos. El Salmo 119.90 dice: “De generación en generación es su fidelidad”. Él nunca ha roto una promesa, y sus planes siempre han sido para nuestro bien (Jer 29.11; Ro 8.28). Es más, Dios entiende nuestras debilidades y nunca nos pide que hagamos nada que Él no nos ayude a lograr (He 4.15; Is 41.10). Podemos confiar en que, incluso en las peores situaciones, Él estará con nosotros (Sal 46.1).
¿De qué manera confía en Dios esta semana? ¿En qué áreas de su vida puede cederle a Dios el control?
Biblia en un año: Salmos 15-18