Piense en todos los hombres y mujeres que han invertido en usted a lo largo de los años, esas personas maravillosas que le ayudaron a conocer al Señor Jesús y a crecer en su fe. ¿Dónde estaría usted sin su amor e influencia positiva?
Tal vez ha llegado el momento de que usted se convierta en esa persona para alguien más. Después de todo, como cristianos, cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de difundir las buenas nuevas y luego invertir en las vidas de otros creyentes compartiendo nuestros conocimientos y nuestra experiencia. Por eso debemos...
Pasar tiempo con el Señor para que crezcamos en sintonía con su Espíritu.
Estar preparados con un plan. Los nuevos creyentes necesitan entender lo fundamental —como leer la Biblia y cultivar el hábito de la oración— así como dónde encontrar compañerismo y aliento.
Ayudar a otros a saber qué esperar al emprender el andar de fe no siempre es fácil, ¿cierto?
La mayoría de nosotros aprendimos (y tuvimos luchas) hasta que entendimos las verdades fundamentales de la vida en Cristo. Por eso son tan importantes los mentores piadosos. Todos necesitamos consejo y aliento de aquellos que han transitado durante más tiempo el camino de la fe.
Biblia en un año: Marcos 15-16