El Señor tiene maneras de sacudir el mundo. Literalmente hizo temblar el suelo cuando Cristo murió en la cruz (Mt 27.51), y Hebreos 12.26 describe un tiempo venidero en el que la Tierra experimentará un despliegue similar de su poder y su presencia.
Del mismo modo, Él permite que los cimientos de nuestro mundo personal se tambaleen, ya sea a través de dificultades económicas, crisis familiares o diagnósticos médicos. Si hemos construido nuestra vida sobre la base de la sabiduría humana, el orgullo, el amor condicional o cosas por el estilo; todo puede parecer estar bien durante un tiempo, pero colapsará cuando golpeen las tormentas.
La adversidad nos afecta a todos, pero Dios tiene un propósito mayor cuando la permite. Los tiempos difíciles tienen la capacidad de sacar a los creyentes de la apatía y el egocentrismo, recordándonos que no debemos confiar en nosotros mismos ni en este mundo. Solo hay un fundamento seguro: una relación genuina con Cristo, que nos sostendrá siempre. No importa cuáles sean las tormentas que estén azotando a nuestro alrededor, tendremos una base sólida si nos mantenemos en su amor.
Aunque nuestras pruebas sean desafiantes, como creyentes estamos bendecidos con la seguridad de un fundamento firme.
Biblia en un año: JEREMÍAS 12-14