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Alemania. Fotografía por Charles F. Stanley.
Meditación diaria

Obstáculos para una vida de oración

Gracias al Señor Jesucristo, nada impide que usted sea bienvenido en la presencia de su Padre celestial.

20 de agosto de 2024

Efesios 3.14-21

Cuando usted ora, ¿está seguro de que Dios le oye y responderá? ¿O duda de que sus palabras sean escuchadas?

Consideremos algunos obstáculos para una vida de oración saludable. Primero, poca concentración puede inhibir nuestra comunicación con Dios. La mente tiende a divagar, pero un antídoto para esto es darnos cuenta de con quién estamos hablando. Cuanto más comprendamos el poder, el amor, la omnisciencia y la santidad de Dios, más fácil nos resultará mantenernos enfocados.

Segundo, podemos sentirnos indignos de hablar con el Dios de la creación. El sentimiento de culpa por el pecado puede tentarnos a evitar pasar tiempo con Él, pero el Señor quiere que saquemos nuestras faltas a la luz. Nosotros, nunca seremos dignos de estar en la presencia de la perfección, pero la muerte y la resurrección de Jesucristo nos trajeron perdón y aceptación, para que podamos acercarnos libremente al Padre celestial (He 4.16).

Tercero, el temor puede interponerse en nuestro camino. Hay quienes se preocupan pensando: ¿Y si no oro correctamente? Pero Dios desea nuestro corazón, no las palabras perfectas. Por eso nos dio el Espíritu Santo para interceder a nuestro favor.

¿Se da usted cuenta de que el recurso más poderoso y el privilegio más grande está a su alcance?

Biblia en un año: JEREMÍAS 37-40

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