Considere a dos personas que oraron con sinceridad y poder. Ana oró con gozo por su anhelado hijo Samuel, dedicándolo al Señor. Samuel creció para ser el profeta que ungió al rey David, estableciendo el trono de Cristo en la Tierra. Y el hijo de David, Salomón, quien construyó el magnífico primer templo, oró para que el mundo fuera bendecido por medio de este templo dedicado a Jehová.

Lea
1 Samuel 2.1-11; 1 Reyes 8.22-61
Contexto
El libro de 1 Samuel comienza con la historia de Ana, quien vivió atormentada y desesperada hasta que su oración fue contestada; y quien luego ofreció un canto de acción de gracias a Dios (1 Samuel 2.1-11).
Reflexione
¿Cómo ora usted cuando Dios le ha concedido su petición?
- Las primeras palabras de agradecimiento de Ana fueron: “Mi corazón se regocija en Jehová” (1 Samuel 2.1). En hebreo, alats significa “regocijarse y saltar de alegría”. ¿Qué cree usted que significa “en Jehová” aquí?
- Por no tener hijos, Ana era objeto de burlas e intimidación. Ella le pidió a Dios que le diera un hijo, y Él se lo dio (1 Samuel 1.11-20). Es difícil saber por qué Dios, en su sabiduría, concede algunas de nuestras peticiones y otras no. Pero Él siempre obra para el bien de sus hijos (Romanos 8.28). Piense en una petición que Él le haya concedido, grande o pequeña. ¿Se lo agradeció? ¿Cree que el agradecimiento de Ana le importaba a Dios?
- ¿Cuándo podría considerarse piadoso jactarse ante los enemigos? Compare 1 Samuel 1.1-7 (en especial el versículo 6) con 1 Corintios 1.31. ¿En qué se diferencia “gloriarse en el Señor” de “hablar con tanto orgullo y altivez”, comportamiento del que Ana acusaba a sus enemigos (1 Samuel 2.1, 3)?
- Los versículos 3 al 10 proclaman el poder y la justicia del Señor. Como creyente, usted recibe muchas bendiciones gracias al sacrificio de Cristo en la cruz, pero todavía sigue sujeto a la disciplina de Dios (Hebreos 12.7). Describa un momento en su vida en el que Él le humilló, similar al caso de 1 Samuel 2.7. ¿Cambió su comportamiento? Sin importar las circunstancias, si usted está en Cristo, Dios le ha sentado “con príncipes”. (Véase el 1 Samuel 2.8).
Sin importar las circunstancias, si usted está en Cristo, Dios le ha sentado “con príncipes”.
Otra oración
Primero de Reyes contiene la historia de Salomón, el hijo de David, quien edificó un templo extraordinario para Dios. El capítulo 8 registra su oración al terminar la construcción.
- A veces, Dios hace algo por nosotros, y algunas veces nosotros hacemos algo para Él. ¡Ambas son buenas ocasiones para orar! El templo de Salomón era una casa para Dios, y un hito glorioso en la historia de su pueblo. Piense en una meta que usted haya alcanzado, por pequeña que sea, y entréguesela al Señor para su gloria.
- ¿En qué se parece la comprensión de Salomón, del poder y la justicia de Dios (1 Reyes 8.31, 32), de la de Ana? ¿Qué añade Salomón sobre el atributo divino de la misericordia?
- Salomón ora para que Dios bendiga a otros a través de sus logros; por ejemplo, escuchándolos, perdonándolos, enseñándolos y proveyéndoles (1 Reyes 8.36). Además, él muestra una generosidad especial hacia los extranjeros, y el deseo de que también ellos conozcan y sean bendecidos por Dios (1 Reyes 8.41-43).
A veces, Dios hace algo por nosotros, y a veces nosotros hacemos algo para Él. ¡Ambas son buenas ocasiones para orar!
Reflexione
De la abundancia del corazón habla la boca.
- A Ana, Dios le dio el hijo que deseaba; a Salomón, el poder y la riqueza para construir el templo. Permita que sus oraciones de gratitud al Señor estén llenas de gozo, por las bendiciones de ayer, hoy y mañana.
Profundice
Piense en cómo se aplica este estudio a su vida.
En Lucas 6.45, Cristo dijo: “De la abundancia del corazón habla la boca”. Sus palabras son tanto un estímulo como una advertencia. Hay un lugar para la ira justa en la vida de un hijo de Dios, pero, en general, debemos hablar con benignidad (Col 4.6). Lo cual implica tener un corazón caracterizado por amor, misericordia, gratitud y humildad. Incluso si, como Ana, usted siente que ha salido victorioso, Dios recibe la honra cuando ponemos los sentimientos de triunfo en el contexto correcto, recordando que es Él quien nos ha bendecido (1 Co 1.30, 31).
- Cristo dijo que ser como un niño es esencial para entrar en el reino de los cielos (Mt 18.3). ¿Hay una cualidad de confianza e inocencia en las oraciones que ha leído en este estudio? ¿Qué tal en las suyas?
- Proverbios 9.10 dice: “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría”. ¿Expresaron Ana y Salomón esta clase de sabiduría? Considere cómo coexisten el amor y el temor en su propia relación con Dios.
- La generosidad es fundamental en un corazón lleno de benevolencia. Incluso podríamos decir que ser benévolo es ser generoso. El Espíritu Santo puede ayudarle a amar a Dios, a sus vecinos, a los hermanos y a los enemigos. Tome un momento para pedir que el amor de Dios llene su corazón. Luego derrame una oración ferviente desde lo profundo de su ser.
- Dios concede a sus hijos amor, fuerzas e innumerables oportunidades para dar. Ore con la conciencia de esto. Él podría incluso bendecir a las futuras generaciones por medio de usted.