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Sermón de TV

Una vida sabia o insensata

Descubra la diferencia entre la sabiduría piadosa y la humana.

1 de julio de 2023

En este mensaje, el Dr. Stanley explica la diferencia entre la sabiduría piadosa y la humana. La sabiduría piadosa es la capacidad de ver las circunstancias desde el punto de vista de Dios y responder de acuerdo con los principios de las Sagradas Escrituras. La sabiduría humana es terrenal, natural y demoníaca. Cuando se trata de tomar decisiones sabias y experimentar lo mejor de Dios, obedecerlo es siempre el mejor camino a seguir.

Bosquejo del Sermón

UNA VIDA SABIA O INSENSATA

PASAJE CLAVE: 1 Corintios 3.19-23

LECTURAS DE APOYO: 1 Corintios 2.14 | Hebreos 9.27 | Santiago 3.13-17

INTRODUCCIÓN

Todos tomamos incontables decisiones en esta vida, y son ellas las que determinan si vivimos una vida sabia o insensata.

El factor más importante es si buscamos o no la guía de Dios antes de tomar cualquier decisión. Aquellos que basan sus decisiones en su propio razonamiento, o en sus deseos, o en la opinión de otros, vivirán insensatamente, pues han ignorado a Dios, quien es la única fuente verdadera de sabiduría. Muchos olvidan que las decisiones traen consecuencias. Nuestro mundo nos incita a disfrutar el presente, sin pensar en las consecuencias. Pero desde el Huerto del Edén, Dios nos ha hecho ver que las decisiones insensatas traen malas consecuencias.

DESARROLLO DEL SERMÓN

Debemos darle la prioridad a Dios en cada decisión que tomemos.

Cada vez que tengamos que tomar una decisión, debemos preguntarnos qué es lo que agrada a Dios. El Señor desea que clamemos por su sabiduría, y que vivamos lo mejor posible, sin tomar decisiones insensatas.

La Biblia hace distinción entre dos tipos de sabiduría (1 Co 3.19-23). Los corintios eran considerados de los pueblos más inteligentes de su época; pero Dios les recuerda que la sabiduría de ellos venía a ser sin valor alguno ante Él. Afirma que el hombre no tiene ninguna razón para jactarse, sino solo de Dios.

La verdadera sabiduría consiste en ver la vida desde el punto de vista de Dios y poner en práctica lo que nos enseña en su Palabra.

Eso significa que aquellos que dicen no tener tiempo para leer la Biblia, ya han escogido un estilo de vida insensato. Se engañan a sí mismos al pensar que pueden vivir lejos de la Palabra de Dios y, al mismo tiempo, ser felices y exitosos. Pero es solo por medio de las Sagradas Escrituras que podemos llegar a recibir la sabiduría que proviene de nuestro Señor.

Debemos considerar la grandeza de la sabiduría de Dios. Es omnisciente, lo cual significa que tiene infinito conocimiento. Nada puede sorprenderlo, pues conoce el pasado, el presente y el futuro. A diferencia de nosotros, no tiene que cambiar aquello que ya ha expresado en su Palabra. Nos conoce a cabalidad y sabe cuáles son cada una de nuestras necesidades.

Sin embargo, la sabiduría humana está basada en lo que vemos, sentimos, escuchamos o pensamos. Incluso aquellos que son más brillantes se ven limitados en su conocimiento. De hecho, podemos afirmar que su inteligencia es a veces lo que les estorba para obtener la verdadera sabiduría. El conocimiento está relacionado con la mente, pero la sabiduría tiene que ver con el corazón y el espíritu. Por eso algunos, a pesar de ser muy inteligentes, carecen de verdadera sabiduría.

Aquellos que escogen vivir lejos de Dios dependen de sí mismos. Pero, a pesar de lo bien que puedan prepararse, las circunstancias inesperadas pueden destruir la falsa ilusión de seguridad que tenían. La única seguridad genuina y eterna la podemos hallar en Jesucristo. Primera de Corintios 3.23 dice: “Y vosotros sois de Cristo, y Cristo de Dios”. Nada ni nadie puede alejarnos de la voluntad que Dios ha trazado para nosotros. Y aunque no siempre comprendamos por qué permite que suframos, podemos confiar que siempre escoge lo mejor para nosotros. El Señor nunca nos abandona.

Si pertenecemos a Dios es porque hemos sido apartados para Él. Si permitimos que el Señor viva por medio nuestro, nos guiará fielmente en cada decisión que tomemos. El conocimiento humano puede ser visto como un pequeño grano de arena comparado con la sabiduría de Dios. No tenemos razones para sentirnos ansiosos o temerosos acerca del futuro, pues podemos confiar en que el Señor es soberano sobre todo los eventos de nuestra vida. Dios desea compartir su sabiduría con sus hijos. Sabe que necesitamos de su ayuda para vivir sabiamente, pues nuestro entendimiento es limitado. Si nos guía de su mano, podemos enfrentar problemas, dificultades y tribulaciones que no soportaríamos con nuestras propias fuerzas. Al escucharlo y obedecerlo nos guiará fielmente paso a paso.

La sabiduría del mundo ve la vida desde el punto de vista del ser humano.

Las personas que viven de esa manera piensan que hallarán la felicidad por medio del intelecto, las posesiones materiales y la posición social que ocupan. Sin embargo, nada de eso puede llevarlos al cielo. En Santiago 3.15 se mencionan tres adjetivos que describen este tipo de sabiduría.

  • Terrenal. Está limitada al raciocinio y a las limitaciones humanas. Aunque el hombre ha hecho grandes avances en la ciencia, todavía no hemos aprendido a llevarnos bien entre nosotros. Lo que necesitan es poder ser guiados por la sabiduría celestial.

  • Animal. Cada persona tiene dentro de sí una naturaleza que le incita a hacer aquello que es de su agrado. Por eso nos sentimos tentados y nos resistimos a hacer la voluntad de Dios. Es esa parte de la naturaleza caída que aún está presente en nuestra vida.

  • Diabólica. La raíz de la sabiduría de este mundo se encuentra en Satanás. A lo largo de la historia de la humanidad él ha tratado de usar la misma mentira que usó con Eva, cuando la convenció de que era lo suficientemente inteligente como para no necesitar de Dios.

¿Cuál es el camino más sabio?

Para que podamos vivir sabiamente, debemos buscar la dirección correcta. No podemos basar nuestras decisiones en lo que otros piensen. Por el contrario, debemos descubrir lo que el Señor nos dice al respecto. Después de todo, solo Él conoce todo y tiene el poder para resolver cada situación. Si esperamos y escuchamos sus instrucciones, podemos confiar en que nos guiará hacia lo que es mejor para nosotros. Cuando no comprendamos lo que nos pide, debemos recordar que el conocimiento humano no puede igualarse a la sabiduría divina. La mejor decisión es creer en el Señor y obedecerlo.

Solo existen dos caminos en esta vida. O vivimos dependiendo de la inteligencia humana o vivimos guiados por la sabiduría de Dios. Santiago 3.17 nos dice: “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía”. Esa es la vida a la que hemos sido llamados. La sabiduría de este mundo es terrenal, animal y diabólica, y se caracteriza por el egoísmo, la ambición, los celos, el caos y la maldad (Stg 3.15, 16).

REFLEXIÓN

  • ¿En qué basa sus decisiones cotidianas? ¿Sigue aquello que tiene más sentido para usted? ¿Depende del consejo de sus amigos en vez de acudir a Dios?

  • ¿Cree que solo debe buscar la dirección de Dios ante las decisiones importantes? ¿De qué manera cambiaría su relación con Dios si dependiera de su guía incluso para las decisiones que parecen no tener mucha trascendencia?

  • ¿Puede afirmar que cada día aprende a conocer al Señor por medio de su Palabra, y así llega a entender mejor su perspectiva de lo que usted está viviendo actualmente?

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