Dios es el dador supremo, y por gratitud debemos imitarlo. Cuando Él nos proporciona bienes y riqueza material, nos convertimos en canales a través de los cuales Él bendice a otros y lleva a cabo su obra en este mundo. Convertirse en una persona generosa comienza con la mentalidad bíblica:
- Recuerde la bondad y el amor de nuestro Padre celestial, que lo llevó a enviar a su Hijo a morir en nuestro lugar. Lo hizo para proporcionarnos la riqueza de la vida eterna.
- Reconozca que Dios es el dueño de todo lo que existe, y que todo lo que tenemos proviene de Él.
- Deje de aferrarse a la prosperidad material. Así que, comparta con generosidad y confíe en que el Señor proveerá para todas sus necesidades.
- Dese cuenta de que la Iglesia es un medio no solo para difundir el evangelio, sino también para ayudar a los necesitados y apoyar a los que sirven en la obra de Dios.
- Invierta su tiempo, talento y capital en el reino de Dios.
Como seguidores de Cristo, debemos apoyar a la iglesia local y a los necesitados. Al devolver con generosidad al Señor una porción de todo lo que nos ha dado, experimentaremos alegría genuina, paz y seguridad. Estas bendiciones tienen más valor que cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer.
Biblia en un año: Job 31-34