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Iglesia de Matías, Budapest, Hungría. Fotografía por Charles F. Stanley.
Meditación diaria

Del vacío a la plenitud

El Señor Jesús vino a darnos vida abundante; pídale que le ayude a experimentarla.

12 de febrero de 2024

Juan 4.3-22

Como vimos en la meditación de ayer, todos sentimos un vacío, un anhelo de alguien. Ese alguien es Dios mismo. El pasaje de hoy sobre la mujer samaritana nos enseña varios puntos importantes:

Llenar nuestro vacío es importante para Dios. Los judíos no atravesaban Samaria por el desprecio que sentían hacia sus habitantes. Sin embargo, el Señor decidió ir hasta allá porque sabía que una samaritana estaba dispuesta a escuchar del amor de Dios.

Nuestros intentos de encontrar la felicidad a menudo nos dejan sintiéndonos sin esperanza. La mujer del pozo se había casado cinco veces, pero todos sus matrimonios habían terminado. Cada uno de ellos la dejó sintiéndose más sola que antes.

Dios conoce nuestro dolor. Cuando la mujer admitió que no tenía esposo, Jesús le demostró que conocía su dolor y su anhelo.

El Señor Jesús puede satisfacer nuestros anhelos. Una vez que la mujer se dio cuenta de lo que le faltaba, Cristo le reveló cómo vivir en plenitud: “Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás” (Jn 4. 13, 14).

¿Alguna vez se ha sentido usted como la mujer samaritana, insatisfecho y sediento de amor? Ríndase a Dios y deje que su amor fluya a través de usted.

Biblia en un año: NÚMEROS 11-13

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