En nuestra cultura, el éxito se basa en los logros. Admiramos a quienes se desempeñan bien en el atletismo, los negocios y las artes. Pero en el reino de Dios la grandeza se encuentra en una vida de obediencia. El Señor Jesucristo encarnó esta grandeza por medio de su...
SACRIFICIO. Cristo, “siendo en forma de Dios” (Fil 2.6), eligió vivir entre nosotros. Haciendo a un lado su autoridad divina, pasó sus primeros 30 años en el anonimato y luego llevó a cabo fielmente el plan de Dios hasta su muerte. Los días del Señor en este mundo son un ejemplo para nosotros de una vida de sacrificio (Fil 2.7, 8).
SERVICIO. El Señor Jesucristo dijo que Él había venido “para servir, y dar su vida en rescate por muchos” (Mr 10.45). Durante su ministerio público, Él dio su tiempo, atención y energía por amor a los demás. También alimentó y sanó a muchas personas. Pero el acto supremo de servicio del Señor fue morir en la cruz para que nosotros pudiéramos tener vida eterna.
Nuestro Salvador nos llama a seguir su ejemplo de servicio sacrificial (Lc 9.23). Es una tarea difícil, pero Él promete que podemos cumplirla con su ayuda: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto” (Jn 15.5).
Biblia en un año: Proverbios 26-28