Saltar al contenido principal
Cardenal de cresta roja, Kauai, Hawái. Fotografía por Charles F. Stanley.
Meditación diaria

La fuente de nuestra esperanza

Gracias al Señor Jesucristo, siempre tenemos la esperanza de un mañana mejor.

4 de noviembre de 2025

Colosenses 1.21-28

Aprender algo nuevo o enfrentar una situación desconocida puede parecer abrumador. ¿Cómo debemos comenzar? ¿Cómo podemos saber que estamos haciendo lo correcto o yendo en la dirección adecuada? Sin guía, es fácil perderse y desanimarse.

En el pasaje de hoy, el apóstol Pablo describió la “esperanza del evangelio”, del cual fue hecho ministro (Col 1.23). Esa esperanza había sido un “misterio... oculto desde los siglos y edades”, pero ahora se había “manifestado a sus santos” (Col 1.26). Estos versículos nos enseñan que tenemos un camino por delante. Ya no estamos perdidos, vagando en la oscuridad. Cristo vino a nosotros, y se hizo como nosotros, para que pudiéramos llegar a ser como Él.

Como hijos del Padre celestial, hemos nacido a una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo (1 P 1.3). Gracias a nuestro Salvador, ahora vivimos en aceptación en lugar de condenación y estamos destinados a la vida eterna con Dios, no a la muerte espiritual. El Espíritu Santo mora en nosotros para consolarnos y guiarnos, y su Palabra nos instruye con sabiduría.

Como cristianos, estamos eternamente seguros gracias a nuestro amoroso Salvador, en quien somos hechos completos (Col 1.28). Jesucristo es nuestro compañero, nuestro amigo y nuestra fuente constante de esperanza.

BIBLIA EN UN AÑO: JUAN 10-11

Otros devocionles


Ver todas las meditaciones diarias