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Bratislava, Eslovaquia. Fotografía por Charles F. Stanley.
Meditación diaria

La fuente de la paz

Nada puede quitarnos la paz que tenemos en Cristo.

7 de diciembre de 2025

Colosenses 3.14, 15

Jesucristo es nuestra paz. ¿Sabía que Dios ofrece serenidad a todos los creyentes? El Espíritu Santo, que habita en cada seguidor de Cristo, mantiene la paz fluyendo como la savia en la vid (Jn 15.1-5). Pero, desafortunadamente, muchos cristianos pasan por alto esta fuente de calma por falsas suposiciones.

Algunos piensan que la paz es el resultado de condiciones ideales, pero este mundo está lejos de ser perfecto. Eso significa que nunca lograremos en este mundo la vida exacta que deseamos, y sus circunstancias no pueden brindarnos serenidad.

Otros creen que la paz debe pedirse a Dios, quien parece estar muy lejos en los cielos. Pero la unión entre el Señor y sus seguidores es íntima. En Cristo, podemos encontrar tranquilidad en todo momento, porque Él vive y permanece en nosotros.

La Biblia al Día capta cómo debería ser nuestra relación con el Señor Jesús: “Ahora bien, de la misma manera que confiaron en Cristo para que los salvara, confíen en Él también al afrontar los problemas cotidianos. Vivan en unión vital con Él, enraizados en Él, y nútranse de Él” (Col 2.6, 7).

La serenidad es el resultado directo de una relación con Cristo. Ninguna situación externa puede alterar esa conexión: participamos de la vida abundante del Señor por medio del Espíritu Santo.

BIBLIA EN UN AÑO: EFESIOS 1-3

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