Si usted es un creyente en Jesucristo, el Espíritu de Dios está actuando en su vida, aunque sienta o no su presencia. Él está conformando a los cristianos a la imagen del Salvador, y la evidencia de esta transformación se conoce como el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza (Ga 5.22, 23). Estos rasgos de carácter no los podemos generar por nosotros mismos, sino que son producidos por Dios en nosotros a medida que nos sometemos al Espíritu Santo y andamos en obediencia a Él.
Nunca debemos subestimar el impacto del fruto espiritual cuando los no creyentes observan cómo reaccionamos ante la presión, tentación, sufrimiento o avalancha de problemas. Al demostrar paz en vez de ansiedad o demostrar paciencia en lugar de decir palabras hirientes, damos testimonio de la belleza del evangelio.
Una manera en que Dios usa las vidas llenas del Espíritu, es creando curiosidad en el no creyente, y una apertura al mensaje de salvación. Dondequiera que usted esté, puede ser un poderoso testigo de Jesucristo al andar obedientemente en el Espíritu Santo cada día.
Biblia en un año: Efesios 4-6