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Montañas Dolomitas, Italia. Fotografía por Charles F. Stanley.
Meditación diaria

Esperanza para el extranjero

Dios nos llama a acoger e influenciar positivamente a quienes sean nuevos o desconocidos en nuestras comunidades.

10 de mayo de 2024

Rut 1.6-14 

Cuando Noemí regresó a Belén después de la muerte de su esposo y sus hijos, llevó consigo a su nuera moabita que también había enviudado. Rut, la tercera mujer mencionada en la genealogía de Mateo, era una extranjera, pero decidió seguir las costumbres de la tierra de Noemí. Debido a su pobreza, Rut espigaba cebada de los bordes de los campos, la provisión de Dios en Israel “para el pobre y para el extranjero” (Lv 19.10; 23.22). Su fidelidad impresionó a la comunidad y sobre todo a Booz, el dueño del campo.

Rut vivía al margen de la sociedad, literal y figuradamente. Pero establecerse en Belén le ayudó a formar un hogar y tener una familia propia. Booz, al casarse con ella, ayudó a restaurar la herencia y las perspectivas de una familia devastada por la pérdida. Rut fue bienvenida y cuidada por su comunidad adoptiva, y finalmente dio a luz a un niño al que sus vecinos dieron el nombre de Obed (Rt 4.13-17).

Personas como Rut viven entre nosotros hoy en día. Podemos encontrarlas en los mercados, hospitales, parques, residencia de ancianos y bibliotecas. Dios nos llama a recibir y proveer para todos los “extranjeros” entre nosotros, tal como Él nos recibió. Nos hizo miembros de su familia y nos incorporó al reino (Ef 2.19). ¿Cómo podemos extender ese mismo amor y generosidad?

Biblia en un año: 1 CRÓNICAS 28-29

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