Confiar en el tiempo de Dios puede ser difícil cuando todo en nosotros grita: “¡Haz algo!”. Cuando lidiamos con una situación dolorosa o desafiante, queremos acción, por lo que esperar en Dios se percibe como algo pasivo.
Esperar en el Señor significa hacer una pausa para recibir más instrucciones mientras permanecemos en la circunstancia presente. Consiste en enfocarnos en Dios de manera intencional y expectante: la decisión de estar quietos y en silencio en nuestro corazón mientras escuchamos su voz y observamos su intervención (Sal 46.10).
A veces, Dios cambiará una situación para redirigirnos, o motivará a otra persona para que nos dé orientación. Pero recuerde siempre que cualquier consejo o dirección que recibamos debe estar en consonancia con la voluntad del Señor revelada en su Palabra; de lo contrario, no es de Él.
El primer paso para esperar en el Señor es el sometimiento a su elección de cómo y cuándo actuará Él. ¿Qué espera que Dios haga? ¿Lo está buscando a Él, o solo lo que quiere de Él? Dado que solo el Señor sabe lo que es mejor para usted, déjese llevar y confíe en la decisión que Él disponga.
Biblia en un año: ISAÍAS 46-49
