Para sacarle el máximo provecho a este devocional, lea los pasajes a los que se hacen referencia.
La Iglesia debería ser un lugar donde los cristianos se despojen del espíritu competitivo del mundo. Pero, en cambio, a veces es otro escenario donde la gente se esfuerza por alcanzar la gloria personal.
Cuando usamos nuestra iglesia como escenario, terminamos construyendo nuestros propios reinos en lugar del reino de Dios. Y nuestros hermanos en Cristo se convierten en peldaños o, peor aún, en daños colaterales.
Este problema no es nuevo, ni tampoco su solución. Lo que Cristo les enseñó a los discípulos a abandonar no era la búsqueda de excelencia, sino el camino de autoexaltación. En otras palabras, si estamos compitiendo por algo, debería ser por el último lugar, para que todos podamos triunfar juntos al convertirnos en un verdadero reflejo de Cristo.
¿Se identifica usted con esta descripción? Si es así, pídale al Espíritu Santo que le ayude a corregir el rumbo y a alinear su corazón con el de Dios.
REFLEXIÓN
- Lea Romanos 12.10-21 y Mateo 20.1-15. ¿Hay algunas áreas específicas de su vida que necesitan ser reorientadas para que se alineen con estos versículos?
Biblia en un año: Números 31-32
