¿Cómo logramos tener una buena vida? Bueno, depende de lo que anhelemos y de lo que consideremos “bueno”. El mundo define las cosas buenas como objetos y experiencias que nos hagan felices. Pero desde la perspectiva del Señor, las cosas buenas de la vida son aquellas que encajan en su propósito y plan para nosotros.
La voluntad de Dios podría incluir prosperidad material, salud y oportunidades, pero también considera valiosas las temporadas llenas de problemas, necesidades y sufrimientos. El Señor prioriza nuestro bienestar espiritual por encima de la comodidad física o material o la ausencia de preocupaciones.
Nuestro Padre celestial quiere que lo busquemos, en vez del dinero y los placeres de esta vida. Por eso nos promete que los que lo buscan “no tendrán falta de ningún bien” (Sal 34.10). Se nos dice que pidamos al Señor que satisfaga nuestras necesidades, pero también debemos acudir a Él con un corazón abierto que busque conocerlo y amarle más.
Dios mismo es el mayor bien que podríamos buscar. Todo lo que el Padre celestial nos da, sea mucho o poco, es un regalo bueno y perfecto (Stg 1.17). Cuando nuestra búsqueda es el Señor y no las cosas de este mundo, estaremos contentos con lo que tengamos (Sal 37.4).
Biblia en un año: Marcos 13-14