Para sacarle el máximo provecho a este devocional, lea los pasajes a los que se hacen referencia.
Zaqueo era el típico recaudador de impuestos de su época: rico por medios engañosos y despreciado por su codicia. Sin embargo, eso no le impidió que sintiera curiosidad por conocer al Señor. Se abrió paso entre la multitud e incluso se subió a un árbol para poder ver al famoso maestro y sanador. Fue entonces cuando el Señor se fijó en él y se invitó a comer en su casa (Lc 19.1-10).
Una y otra vez vemos a Cristo dar el primer paso, y hace lo mismo con nosotros. Su naturaleza es invitar y dar la bienvenida, y hacerlo con amor incondicional. Como creyentes, debemos seguir su ejemplo al interactuar con otros. De hecho, las relaciones saludables deben comenzar con nosotros, porque solo podemos controlar nuestro propio comportamiento, no el de los demás. Incluso Zaqueo tuvo la opción de rechazar la invitación del Señor, pero después de haber sido visto por el Señor y su interés por él, el recaudador de impuestos “descendió aprisa, y le recibió gozoso” (Lc 19.6).
PIENSE EN ESTO
- Considere alguna relación suya que necesite atención. ¿Siente temor de ser quien extienda la mano, se sacrifique o exprese arrepentimiento? ¿Qué gesto de amor puede ofrecer?
Biblia en un año: Isaías 63-66