Hay muchas lecciones que debemos aprender en la vida cristiana, y una de las más difíciles es la paciencia. Cuando tenemos un problema, queremos una solución inmediata, pero esa no es siempre la voluntad de Dios para nosotros. El Padre celestial quiere que confiemos en Él y dejemos el momento en sus manos.
Al leer el pasaje de hoy del Salmo 27, observe que David unió la advertencia de esperar en Dios con el estímulo de ser fuerte y valiente (Sal 27.14). En nuestro mundo, las personas se apresuran a actuar porque tienen miedo de perderse algo; se necesita valentía para ir en contra de esta tendencia y mantenerse quieto. Incluso hay muchos creyentes que se han dejado llevar por esa actitud. En vez de esperar el tiempo de Dios, toman una decisión y le piden a Él que la bendiga.
¿Le está usted pidiendo al Señor dirección o provisión, pero solo escucha su silencio? El Señor Jesús abordó este tema cuando dijo que si buscamos primero el reino de Dios y su justicia, entonces todo lo que necesitemos nos será dado (Mt 6.33). Mientras espera, pídale al Señor su paz y paciencia. Luego, confíe en que Él se encargará en su momento perfecto de cualquier necesidad restante.
Biblia en un año: 1 Timoteo 1-3