Incluso antes de que Adán y Eva desobedecieran en el Jardín del Edén, Dios ya había trazado un plan perfecto para redimirnos. El Dr. Stanley nos recuerda el más glorioso de todos los actos divinos: la salvación a través de la muerte y resurrección de Jesucristo. Movido por su amor por nosotros, Dios nos libró de la muerte eterna.