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Patagonia. Fotografía por Charles F. Stanley.
Meditación diaria

El Verbo hecho carne

El Señor Jesús pagó el precio más alto para que podamos tener paz con Dios.

15 de febrero de 2024

Isaías 40.1-5

Isaías 40 revela un cambio en la comunicación de Dios con su pueblo. En los 39 capítulos anteriores, Dios habló por medio del profeta sobre el pecado de su pueblo y les llamó al arrepentimiento. Pero al comenzar el capítulo 40, el énfasis de Dios pasa del juicio a la esperanza de la restauración.

Imagínese la sorpresa que sintieron los israelitas al escuchar las palabras de Dios al profeta: “Consolaos, consolaos pueblo mío... Hablad al corazón de Jerusalén” (Is 40.1, 2). Ya no oían palabras de condenación por su desobediencia. Dios, en su misericordia, declaró que sus pecados habían sido borrados.

Pero eso no era todo lo que Él tenía que decir. Los versículos 3 y 5 apuntan a una verdad más profunda que merecía una procesión triunfal: “Preparad camino a Jehová… Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá”.

¿Qué gloria se revelaría para que todos la vieran? Esas palabras hablaban del Señor Jesús, el Verbo de Dios hecho carne (Jn 1.14), que pagó el precio más alto para llevarnos de nuevo y plenamente a Dios. El Señor Jesucristo, Aquel a quien los ángeles anunciaron mientras llenaban el cielo en adoración, declarando: “Gloria a Dios en el cielo más alto y paz en la tierra para aquellos en quienes Dios se complace” (Lc 2.14 NTV).

Biblia en un año: NÚMEROS 20-22

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