Todos pasamos por tiempos difíciles, y es fácil desanimarse cuando eso sucede. Pero el pasaje de hoy nos enseña que, incluso durante las adversidades podemos regocijarnos. Esto no significa que debamos alegrarnos de tener problemas, sino que debemos alegrarnos de estar protegidos por Dios para la gloria eterna que nos espera en el cielo.
Otro motivo para alegrarnos es que las pruebas están diseñadas para producir aguante y madurez espiritual en nosotros (Stg 1.2–4). Dios quiere que nos mantengamos firmes para que podamos obtener el beneficio completo de cualquier lección que Él tenga en mente.
Nuestro Padre celestial también utiliza las pruebas para ayudarnos a ver que nuestra fe es auténtica (1 P 1.7). Cuando perseveramos en cada dificultad, nuestra fe es probada y refinada, lo que nos da seguridad de nuestra salvación.
A medida que aprendemos que Dios hace que recibamos provecho por nuestras adversidades, comenzaremos a enfrentar los tiempos difíciles con confianza, sabiendo que Él siempre tiene en mente lo mejor para nosotros. Esto nos permite sentir gozo, porque sabemos que Él está fortaleciendo nuestra perseverancia, purificando nuestro corazón y haciéndonos personas con una confianza inquebrantable en Él.
Biblia en un año: Hechos 14-15