La oración es el latido del corazón del creyente que camina con Dios, y por eso Él nos exhorta a orar por todo (Fil 4.6). Pero a veces nos preguntamos qué tipo de influencia tienen en realidad nuestras conversaciones con el Señor, y nos encontramos haciendo las siguientes dos preguntas:
- Si Dios controla todas las cosas, ¿por qué quiere que oremos? Él es autosuficiente y no necesita ayuda para cumplir sus propósitos, así que ¿en qué podría ayudarnos?
- ¿Fracasarían los planes de Dios si dejáramos de orar? El Señor no está subordinado a nosotros. Sus planes dependen solo de Él y no de nuestras oraciones.
Estas verdades revelan la gracia del Señor hacia los creyentes. Él no nos necesita, pero ha elegido incluirnos en sus propósitos eternos permitiéndonos participar en su obra por medio de la oración. Aunque no entendamos la influencia que tienen nuestras oraciones, sabemos que Dios elige usarlas para cumplir sus planes.
Así que, no deje de orar. Ser constante en la oración nos ayuda a mantener un sentido de humilde dependencia del Señor. Y la oración contestada produce una confianza cada vez mayor en Él, junto con una gratitud más grande por su cuidado y protección.
Biblia en un año: Oseas 10-14