Para sacarle el máximo provecho a este devocional, lea los pasajes a los que se hacen referencia.
Hacer discípulos de todas las naciones no es tarea fácil: 2000 años después de que el Señor Jesús diera la Gran Comisión (Mt 28.18-20), seguimos trabajando en ello. Pero no podemos dejar que el tamaño de la tarea abrume nuestra capacidad de escuchar y recibir el regalo de las palabras de despedida del Señor: “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt 28.20).
Recuerde que la presencia del Señor es el medio y el fin. El objetivo de todos nuestros esfuerzos de discipulado es llegar a estar unidos a Él. Y nos guste o no, la unión con Él no es una búsqueda en solitario, sino algo que sucede en comunidad.
“Hierro con hierro se aguza”, nos dice Proverbios 27.17, y Eclesiastés 4.12 afirma: “Cordón de tres dobleces no se rompe pronto”. El discipulado es un viaje de toda la vida, y no es uno que podamos emprender solos. Si vamos a hacer discípulos de todas las naciones, primero tenemos que ser discípulos en una iglesia.
PIENSE EN ESTO
- ¿Cómo ha notado la presencia de Dios en su andar de fe? ¿Sus amigos o familiares han jugado un papel en su crecimiento? ¿Qué le gustaría cambiar?
Biblia en un año: 1 Samuel 10-12