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Sermón de TV

La gracia ante la abundancia del pecado

Nuestro pecado nunca es mayor que la gracia de Dios, sin importar cuántas veces hayamos caído o actuado mal.

17 de mayo de 2025

Todos hemos tenido que regresar a Dios y arrepentirnos de un mismo pecado en repetidas ocasiones. Descubra cómo el amor de Dios por usted es tan grande que, sin importar cuántas veces haya tropezado, Él siempre está dispuesto a extenderle su misericordia. No importa el pecado, nunca podrá pecar más allá de la grandeza de la gracia de Dios.

Bosquejo del Sermón

El pecado no desaparece una vez que venimos a la fe. En ocasiones, tendremos que luchar contra él incluso más que antes de ser salvos. Sin embargo, le agradecemos al Señor por haber provisto la solución para nuestros fracasos, sin importar cuántas veces fallemos.

Pasaje clave: Romanos 5.20-6.2

Lecturas de apoyo: Ezequiel 18.4; Mateo 18.21-34; 23.33; Lucas 19.1-10; Juan 4.1-26; 8.1-11; Romanos 5.13-15, 17; 6.12, 13, 18, 23

Todos cargamos con pecados que hemos tenido que presentar delante de Dios en numerosas ocasiones, y esto se debe a que debemos comprender la insondable profundidad de su perdón.

► “La ley de Dios no fue dada para salvarnos, sino para exponer la condición de nuestro corazón”.

Para aquellos que están en Cristo…

  • Cuanto más aumenta el pecado, más sobreabunda la gracia (Ro 5.20, 21).

  • Elegir perseverar en el pecado no es coherente con su naturaleza cristiana (Ro 6.1, 2).

Para todas las personas…

  • El pecado ha estado presente desde Adán y lleva a la muerte (Ro 5.13, 14).

  • Dios nos dio una conciencia para proveernos un conocimiento innato. Es una ley no escrita del bien y del mal.

  • Los Diez Mandamientos nos proveen un conocimiento explícito del bien y del mal.

  • La ley nos enseña acerca del pecado; nos muestra la condición en la que estamos y nos conduce a Cristo para salvación.

  • Ni la confesión, ni el arrepentimiento por sí solos pueden lidiar con el pecado. Para ser perdonados necesitamos de la sangre de Jesucristo.

► “Si usted se congrega donde la cruz, la sangre y la muerte expiatoria de Cristo no son mencionadas, aléjese. No cuenta con una teología saludable”.

La gracia es…

  • Aquello que Dios ha provisto por nuestro pecado.

  • La bondad de Dios hacia la humanidad, sin valor ni mérito de quienes la reciben y no la merecen.

  • Un don que siempre recibimos por medio de Jesucristo, la cruz y la sangre que Él derramó al entregar su vida (Ro 5.15, 17, 21).

► “Si usted en realidad solo desea continuar en el pecado para luego confesarlo, lo más seguro es que nunca ha sido salvo”.

Como creyentes en Jesucristo, debemos comprender que…

  • Nuestro pecado no puede superar la gracia de Dios.

  • Dios nunca demandará que nuestro perdón sea mayor que el de Él (Mt 18.21-34).

  • La gracia es el cimiento y lo que precede a todos los aspectos del perdón.

  • Nuestra deuda de pecado fue perdonada en la cruz.

  • El perdón se hace realidad desde el momento en el que recibimos a Jesucristo como nuestro Salvador personal.

  • La gracia nunca ha sido barata, pues costó la vida del Hijo de Dios.

  • Dios disciplina a los que violan sus mandamientos.

  • El deseo de nuestro Padre celestial es librarnos del poder del pecado; no debemos permitir que reine en nosotros (Romanos 6.12, 13).

  • En Cristo, venimos a ser hijos de Dios.

  • Dios expresa su gracia al enviar al Espíritu Santo a morar en nosotros.

  • La inmensurable gracia del Señor revela su amor por nosotros y debe impulsarnos a cultivar gratitud, amor y obediencia.

Después de ver el sermón

  • En Romanos 6.18, Pablo usa una frase poco común para describir a los creyentes en Cristo: “esclavos de la justicia”. Como hijos de Dios, ¿cómo podemos ser libres y esclavos al mismo tiempo?

  • El verbo griego aphiémi, casi siempre se traduce como “perdonar”, y da la idea de enviar lejos, liberar o soltar. Si le cuesta trabajo aceptar el perdón de Dios, intente visualizar cómo sus pecados son enviados lejos de usted, de la misma manera que un barco de papel es llevado por la corriente de agua, para nunca regresar.

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