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En mi visor: El condado de Sonoma, California

Reflexiones acerca de las fotos de Charles F. Stanley

Jamie A. Hughes 9 de abril de 2022

Fotografía de Charles F. Stanley

El Estado Dorado —incluida la famosa Costa Norte (donde se tomó esta foto)— está cubierto de impresionantes viñedos como el que el Dr. Stanley ha capturado aquí. Las majestuosas cordilleras crean un impresionante telón de fondo para interminables hectáreas de cuidadas hileras, cada una de ellas llena de uvas destinadas a convertirse en algunos de los mejores vinos del mundo. Ante tal belleza natural, los rosales del primer plano parecen una extravagancia, como instalar una fuente en la base de las cataratas del Niágara.

Pero esas rosas desempeñan un papel importante para mantener sano al viñedo. Sirven como una especie del canario de alerta en una mina de carbón, porque atraen a los pulgones y detectan infecciones por hongos y moho mucho antes que las vides. Por eso, si empiezan a marchitarse o a debilitarse, los viticultores —expertos encargados del cultivo de los campos de vino— sabrán dónde buscar y qué tratar para evitar cualquier pérdida en la cosecha.

Al igual que esos campos, los cristianos también tenemos una especie de “sistema de alerta temprana”. A medida que maduramos espiritualmente, nuestro sentido del discernimiento se agudiza, permitiéndonos entender y seguir mejor la voluntad de Dios. Por ejemplo, Proverbios 15.31-33 dice: “El oído que escucha las amonestaciones de la vida, entre los sabios morará. El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma; mas el que escucha la corrección tiene entendimiento. El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría; y a la honra precede la humildad”.

A medida que maduramos espiritualmente, nuestro sentido del discernimiento se agudiza, permitiéndonos entender y seguir mejor la voluntad de Dios.

Piense en alguna ocasión en la que coqueteó con la tentación o se permitió experimentar con algo que no le convenía. Es probable que un ligero toque a su espíritu haya sonado la alarma, manteniéndole a salvo de cualquier repercusión negativa que pudiera haber surgido en su camino. O quizás no respondió a tiempo y enfrentó alguna medida de disciplina del Señor como resultado. De cualquier manera, usted adquirió una mayor comprensión de la sabiduría y la gracia del Señor a través de la experiencia, y quizás también aprendió un poco sobre usted mismo.

Nuestro Padre celestial nos instruye a lo largo de nuestra vida y nos da la capacidad de “examinarlo todo” y “retener lo bueno” (1 Tesalonicenses 5.21). Y si alguna vez estamos inseguros o confundidos acerca de cuál es la elección correcta a los ojos de Él, el Señor promete ayudarnos a sortear la dificultad. Como escribe el apóstol Santiago: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1.5). Y al igual que esas magníficas uvas, también nosotros medramos y resplandecemos cuando estamos bajo el cuidado de nuestro amoroso Viñador.

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