
La fotografía me recuerda una imagen del libro de Jeremías:
"Bendito es el hombre que confía en el Señor, cuya confianza es el Señor. Será como árbol plantado junto al agua, que extiende sus ráces junto a la corriente; no temerá cuando venga el calor, y sus hojas estarán verdes; en año de sequía no se angustiará ni cesará de dar fruto." (Jeremías 17.7, 8 LBLA).
Esta imagen es un hermoso recordatorio de una verdad importante: así como a esas ráces les tomó llegar a las profundidades del agua, se necesita paciencia y perseverancia para que nuestras ráces crezcan fuertes en el Señor, lo que nos permite enfrentar las grandes pruebas de buen modo. Como dice Jeremías 17.7, la persona que confía en el Señor es bendita. El mundo puede fallarnos, pero podemos tener la confianza de que las promesas de Dios serán verdaderas para siempre.