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¿Puedo ayudarle?

En un mundo de sufrimientos, la misericordia es un regalo maravilloso.

Personal de Ministerios En Contacto 1 de junio de 2020

Piense en la misericordia como un botiquín de primeros auxilios. Un corazón misericordioso es algo que se lleva dondequiera que uno vaya. En la historia del buen samaritano, un hombre despreciado hizo lo que pudo con lo que tenía, y de ese modo salvó la vida de otro hombre. Cualquier cosa, desde aprender la resucitación cardiopulmonar hasta llevar un paraguas adicional, puede colocarle en la situación perfecta para ayudar a otros. Pero incluso con nada más que perdonar, usted puede curar algunas de las heridas más profundas con las que se encuentre.

 

READ

 

Mateo 5.7 y Lucas 10.25-37

 

Contexto

Para enseñar cómo es el amor verdadero, Cristo cuenta una historia que destaca la misericordia de un hombre samaritano. Los samaritanos, los descendientes de los israelitas que se habían casado con la población pagana de Samaria eran despreciados por sus vecinos judíos de Judea, donde tiene lugar la historia.

 

Reflexione

El amor está muy ligado a la misericordia, el acto de aliviar el sufrimiento de alguien.

  • La víctima en la historia es un hombre que ha sido despojado, golpeado y dejado por muerto a un lado del camino (Lc 10.30). A partir de estos detalles, está claro que había sido robado y está tendido en el suelo, desnudo, sangrando y con mucho dolor. Primero, trate de imaginarse en esa situación. ¿Qué pensaría? Luego, imagínese como un transeúnte solitario. ¿Puede describir sus sentimientos al ver al moribundo?

  • El transeúnte samaritano “fue movido a misericordia” (Lc 10.33), o “se compadeció de él” (Lc 10.33 NVI) —la frase griega significa algo así como “ser conmovido o sentir dolor por dentro”. Es la expresión usada para describir la reacción de Cristo ante el sufrimiento de la humanidad, tal como el de los ciegos junto al camino, o el de las multitudes que no tenían a nadie que las enseñara (Mt 9.36; Mt 20.34).

  • El amor está muy ligado a la misericordia, el acto de aliviar el sufrimiento de alguien.

  • ¿Por qué cree que el Señor utilizó una historia sobre el dolor para demostrar el significado del amor (Lc 10.27)? El Nuevo Testamento usa diferentes palabras griegas para “amor”; la que se encuentra aquí es ágape, entendida como el amor abnegado parecido al de Dios, en vez del afecto fraternal o el deseo.

  • Lucas 10.37 revela que el Señor ve a la misericordia como una expresión de amor. La Concordancia Strong define la misericordia como “bondad o buena voluntad hacia los desdichados y afligidos, junto con el deseo de socorrerles”.

 

Continuación de la historia

Hay quienes piensan que la mejor expresión de amor es ayudar a quienes odiamos, pero el samaritano demuestra un amor aun más grande: el hombre que se interesa por ayudar al viajero moribundo es aquel que era odiado.

  • A primera vista, esta es una historia acerca de la misericordia que alivia el sufrimiento. Pero una mirada más profunda revela que también se trata del perdón. Cristo dejó en claro que la acción tuvo lugar en Judea (Lc 10.30), donde los samaritanos eran odiados. De hecho, los judíos ni siquiera les hablaban (Jn 4.9).

  • El samaritano ayudó, no en grado mínimo, sino a un gran costo personal (Lc 10.34, 35). Piense en alguien que le desagrada o que le haya hecho algún daño: ¿Cómo sería amarle con generosidad?

Hay quienes piensan que la mejor expresión de amor es ayudar a quienes odiamos, pero el samaritano demuestra un amor aun más grande.

 

Reflexione

Demostrar misericordia revela la presencia del Señor Jesucristo en nosotros.

  • Parece que el samaritano estaba solo cuando pasó junto al moribundo. Para amar, las personas misericordiosas no necesitan presión externa ni público. Cuanto más llenos estemos del Espíritu de Cristo, más rápido expresaremos el amor del Salvador.

 

Profundice

Piense en cómo se aplica este estudio a su vida.

La parábola de Cristo puede ayudarnos a ver el perdón como una expresión de misericordia. Quienes necesitan perdón a menudo sufren de vergüenza o remordimiento, incluso si no reconocen su error. El pecado siempre daña el alma y las relaciones. Las personas que nos lastiman también se lastiman a sí mismas, y quienes son conscientes de su falta pueden sentir gran angustia (cf. Lc 22.56-62).

Cuanto más llenos estemos del Espíritu de Cristo, más rápido expresaremos el amor del Salvador.

  • Si la misericordia ayuda a las personas que sufren, es posible que el perdón ayude a las personas que sufren por habernos hecho daño.

  • ¿Ha sufrido alguna vez después de haberse dado cuenta de que lastimó a alguien? ¿En qué se parece el estar consciente de haberle hecho daño a otra persona, al sufrimiento del hombre herido de la parábola?

  • La historia dice que cuando vieron al moribundo, tanto el sacerdote como el levita pasaron de largo (cf. Lc 10.31, 32), pero el samaritano “vino cerca de él” (Lc 10.33). El amor, la misericordia y el perdón requieren cruzar algún tipo de división, la voluntad de olvidar los agravios y de acercarse a la otra persona con un corazón generoso.

  • Al reconocer el dolor de nuestros enemigos y tratar de aliviarlo, actuamos como Cristo. Cuando superamos el temor, cruzamos las barreras y vendamos las heridas espirituales, amamos y sacrificamos el orgullo para ser misericordiosos. Al igual que el buen samaritano, “ayudemos” a quien lo necesite, pero en especial a aquellos que nos han lastimado, pues necesitan nuestro amor, aun más por causa de su falta (Lc 10.34).

 

Ilustración por Adam Cruft

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