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Parque Nacional de Arches, Utah. Fotografía por Charles F. Stanley.
Meditación diaria

Por el bien de otros

Cuando anteponemos el bienestar de los demás al nuestro, estamos amando como Cristo.

13 de junio de 2024

Filipenses 2.3, 4

Vivimos en un mundo donde cuidar de uno mismo primero suele ser la prioridad máxima. Pero en su carta a los Filipenses, Pablo dice que los cristianos deben actuar de otra manera: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo” (Fil 2.3).

Hoy en día, puede ser fácil pasar por alto lo radical que era esta afirmación en el primer siglo. Echemos un vistazo al Sermón del monte (Mt 5). Para llegar al estándar más alto del evangelio en cuanto a la humildad, el Señor fue más allá de lo que sus seguidores podrían haber esperado. Tratar a los demás tan bien como uno se trata a sí mismo es un comienzo, pero vaya más allá y verá usted lo radical que era la humildad del Señor Jesús (Fil 2.5-8).

Cultivar este tipo de humildad requiere algo más que actuar con humildad. Eso es lo que Pablo quiere expresar cuando dice: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria” (Fil 2.3). Cualquiera puede fingir humildad si le conviene o le beneficia. Como creyentes, nuestro llamado es considerar verdaderamente primero a los demás y velar por sus intereses antes que por los nuestros.

Imagínese cómo se transformarían nuestras comunidades si todos pusiéramos a los demás antes que a nosotros mismos. ¿Cuál es un paso que usted puede dar para hacer que eso suceda?

Biblia en un año: SALMOS 15-18

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