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Italia - Valle de Gardena, Tirol del Sur Dolomitas. Fotografía por Charles F. Stanley.
Meditación diaria

Regreso del exilio

Dios ofrece gracia, no condenación, a todos quienes reconocen sus pecados y se arrepienten.

25 de marzo de 2024

Lucas 15.11-32

La resurrección de Cristo, el corazón del evangelio, nos promete también a nosotros la resurrección. Cuando Él regrese, nos levantaremos de la muerte física (1 Ts 4.16). Pero el Señor promete más, lo cual se describe en la historia del hijo pródigo.

Después de recibir su herencia, el hijo pensó que podía elegir la vida que quisiera. Por tanto, malgastó todo y terminó con una vida más parecida a la muerte. Sin un centavo y solo, y finalmente “volviendo en sí” (Lc 15.17) se dio cuenta de que la vida de satisfacción que anhelaba lo esperaba en casa.

La gran necesidad motivó al joven a volver al hogar, pero no supuso que una vida plena le sería restaurada; solo esperaba vivir como sirviente de su padre. Sin embargo, sintiendo que el regreso del hijo justificaba una benevolencia abundante, el padre dijo: “Sacad el mejor vestido… comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido” (Lc 15.22-24).

Cuando elegimos el camino de la muerte y nos encontremos en una “provincia apartada” espiritual, podemos recordar la historia del pródigo. Como él, podemos responder al cambio de corazón dado por el Espíritu que nos trae de vuelta a casa. La misericordia abundante del Padre espera a todos los que regresen.

Biblia en un año: 1 SAMUEL 7-9

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